Desconocía la existencia de este pueblo en lo alto de un montículo a pesar de conocer Los Chorros desde tiempos inmemoriales, en los que uno se podía bañar -y lo hizo-, en sus gélidas aguas. Sobre la meseta superior, encima del castillo, unas lápidas y un curioso cementerio. Curioso momento incluyendo la sombra del fotógrafo
Vista del pueblo e interior de su preciosa iglesia
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